Luego del terremoto de Pedernales, la preparación sigue siendo la mejor vía

Fotografias: Josep Vecino
El terremoto del 16 de abril y sus dos fuertes réplicas al mes de sucedido dejaron una lección: hay que estar preparados. La frase puede ser un cliché, pero parecería que ha tomado una real dimensión, pues en la memoria reciente de Quito no hay experiencias como la del miércoles 8 de junio, salvo en los sectores de los valles, por la activación del volcán Cotopaxi.
Ese día, las autoridades hicieron un simulacro en caso de un fuerte temblor o terremoto en la zona financiera de Iñaquito, lugar donde se encuentran muchos edificios y, sobre todo, donde puede hallarse hasta mil personas en una torre de oficinas.
Lo que se quiso medir es la formación de las personas encargadas del desalojo de los edificios y cómo conducen a las personas a las zonas seguras en el parque de La Condamine y el Mercado de Iñaquito. Y también se aprovechó para hacer simulaciones de rescate ante un supuesto edificio colapsado, en donde habría personas atrapadas y heridas, así como un rescate en un ascensor, donde había una persona en estado de pánico.
La actividad duró unas dos horas e intervinieron unidades de rescate de la Policía Metropolitana, Policía Nacional, bomberos, entre otros organismos. Tanto las personas que participaron como los cuerpos de seguridad valoran el desarrollo de estas actividades de forma muy positiva.
Esto, sin embargo, me deja dudas después de haber presenciado en Pedernales (Manabí) como a las 12 horas del terremoto ingresaba maquinaria al lugar, cuando los protocolos internacionales establecen un tiempo de 72 horas antes de la intervención de retroexcavadoras: ¿tanto personal de rescate como la población sabe que hay que seguir protocolos y respetarlos para intentar salvar más vidas? ¿cómo se piensa darlos a conocer? ¿cuál es la estrategia que hay respecto a ellos? ¿se volverán a repetir los errores de Manabí o ya se aprendió la lección?
Hay otras preguntas más: ¿cuándo se repetirán estas pruebas? ¿es suficiente que el Ministerio de Educación pida a los padres de familia que envíen el plan de evacuación familiar? ¿todos tienen planes? ¿será necesarias más campañas y simulacros?
Esperemos que por muchos años no vuelva a ocurrir una tragedia como la de Manabí y Esmeraldas y que este tiempo sirva para que la gente aprenda a vivir en una zona de riego como Ecuador y estar lista para protegerse, sobrevivir y ayudar a sus compañeros.