Hopas, los descifradores del silencio

Normalmente me había considerado como una persona que no tenía problemas para comunicarme. Sí, tengo facilidad de palabra, pero esta vez me sentí incapaz de transmitir una sola idea, una sola palabra, una sola sensación, y me sentí abandonado. Alrededor mío había hombres y mujeres, de diferentes edades, que movían sus manos, sus brazos, su cuerpo y yo era incapaz de entender nada. La voz de Daniel Zurita me sacó de mi soledad.
Él es un “hijo oyente de padres sordos”, es decir un HOPAS, quien me explicó que quienes estaban reunidos compartían lo que había hecho durante los últimos días. Los HOPAS son el puente de comunicación entre el mundo de los oyentes y el de las personas sordas.
En el Ecuador, de acuerdo con el Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades, a marzo de este año, había 52.231 personas con discapacidad auditiva. Pero para Daniel esa cantidad es muy conservadora, pues a su entender los datos reales por lo menos triplicarían esa cifra.
Los HOPAS tienen en las señas su lengua materna. En el caso de Daniel, conoce como representar aproximadamente 5 mil palabras, lo cual ha sido de mucha utilidad no solo para apoyar a su familia sino para canalizar las necesidades de las personas con esta discapacidad.
Como puente de comunicación entre los dos mundos ha podido ayudar su padre para que se comunique con el gerente de la empresa donde trabajaba o que el médico supiera las dolencias de su madre…
Los avances tecnológicos en lo visual han sido vitales para ampliar el contacto entre las personas sordas, pero, según Daniel, se requiere capacitarlos para que utilicen mejor no solo el SMS, Skype, Facebook, sino los diferentes sistemas que siguen apareciendo.
La tarde que lo visité no solo aprendí que los HOPAS unen, sino cuan incomunicados estamos los que tenemos capacidad de hablar y escuchar.