Baile Nupcial de las ballenas jorobadas
Fotografías: Dounia Sadaoui/Semana 56
Cada año, entre junio y septiembre, las ballenas jorobadas huyen del Antártico para venir hacia las aguas templadas de la Costa ecuatoriana, donde miles de turistas se hacen mar adentro para verlas con sus crías y apareándose. Este año, fui uno de ellos y puedo decir que es una de las experiencias más maravillosas que he tenido.
Esos gigantescos mamíferos se seducen, hacen un baile nupcial, saltan fuera del agua, y cantan un sonido melodioso y agudo. Gracias a Joffre, gerente de la Operadora de Turismo Polo Tour, cual seriedad me invito a contratar un tour, tomé la embarcación en Puerto López (Manabí) y mi aventura no solo fue mirar a estos maravillosos animales ancestrales, sino también ir hasta la Isla de La Plata, en donde los albatros, las fragatas y los piqueros de patas azules tienen sus nidos, porque también están en época de reproducción, y se puede observar a los polluelos o a los huevos azules, que son cuidados por sus madres y sus padres, que se turnan por 45 días, hasta que la cría nace.
Ernesto, gran guía local que debe su experiencia a convivir en estos hábitats más de 30 años nos explica la historia de la Isla y sus características. La isla debe su nombre al color plata del excremento de las fragatas, principales habitantes de la isla y el color viene del fosforo y de las escamas presentes en los peces que comen.
Me llamó la atención los piqueros patas azules (Sula nebouxii) y en el recorrido aprendí que cada pareja tiene máximo tres huevos al año, de los cuales solo uno nacerá. Al salir del huevo, el piquero tendrá las patas grises; a los cinco meses, marones; a los 8, lila, y a los 15, azules. El color de sus patas les permite ser excelentes cazadores ya que distrae a los peces cuando los ataca.
En el caso de las fragatas, los machos se posan en los árboles de la isla, bombeando su torso hasta que aparece la parte interna de su plumaje rojo, para atraer a la hembra y reproducirse. Tienen varias hembras, pero cuando alguna va a poner un huevo, ayuda a construir el nido y protegerlo.
No pude ver a los albatros, porque una pareja estaba en período de reproducción y al tratarse de aves monógamas, que ponen un solo huevo y una sola vez al año, están en riesgo como especie, por lo que era mejor dejarlas tranquilas.
Cerramos el día buceando en el medio de peces multicolores, estrellas de mar y tortugas.
Les dejo algunas imágenes de mi aventura y mi promesa de que el próximo año volveré para repetir esta experiencia, quizá desde Puerto López o desde cualquier de los demás puertos desde donde se puede tomar las embarcaciones para avistar las ballenas jorobadas en Ecuador.