Ley de Semillas y TLC: ¿Qué Soberanía para el Ecuador?
Fotografía: Zitouna Auryn
En los años 2010-2011, el Ecuador, en el marco de la Conferencia Plurinacional e Intercultural de Soberanía Alimentaria – COPISA – llevó a cabo un proceso participativo para la construcción del proyecto de Ley de Agro biodiversidad, Semillas y Fomento Agroecológico, que entró en debate a partir del año 2012. Después de 4 años de silencio, se retoma el debate en el año 2016, siendo un tema bastante polémico, que se trata de resolver con una serie de consultas pre-legislativas en distintas partes del país, anunciando que antes de Diciembre 2016 se aprobara una nueva Ley de Semillas.
Aunque esas consultas nacen de un proceso participativo, la nueva propuesta ya lista[1], no tiene nada que ver con el proyecto inicial, propone crear mecanismos de control que limitarían la libre circulación de semillas y convertirían al agricultor campesino en un sujeto expuesto a sanciones. Además, se propone que la semilla sea propiedad del Estado y no del pueblo ecuatoriano.
No se puede contemplar ese cambio sin considerar la inminente firma del Acuerdo Comercial de Ecuador con la Unión Europea prevista en los próximos meses. Tal acuerdo pretende abrir el mercado a las semillas europeas sin ninguna restricción, y además, busca justificar la necesidad de cambios relacionados con el registro y a la certificación de semillas tal y como se plantea en la Ley de Semillas. Cabe destacar que la Unión Europea, por su lobbying y cercanía a empresas multinacionales europeas potentes, es una potencia a nivel global en el control del mercado mundial de semillas.
En este panorama, el campesinado de Ecuador será el principal afectado. Los hombres y mujeres del campo son los que se quedarán fuera del mercado de semillas local, nacional e internacional creado desde una dinámica capitalista hegemónica, frente a unos sistemas de producción campesinos en armonía con la dinámica cultural local y procedentes de una cultura ancestral respetuosa con la Naturaleza.
Si tomamos el ejemplo de los países europeos, la aplicación de estos requerimientos ha generado la desaparición de miles de variedades locales y una masiva erosión genética.
En Ecuador, tal legislación obligaría al campesinado, además de a perder una gran parte de su diversidad de semilla, a ser dependientes de la importación de semillas.
Es en este marco que se dio la feria de semillas nativas campesinas en Quito. Tuvo lugar frente a la Asamblea Nacional para dar a conocer a los legisladores que los semilleristas están dispuestos a proteger y seguir usando sus semillas nativas de una forma soberana y respetuosa con su legado, cultura, y apuestas para el futuro. Luego de la feria, se hizo un video foro del documental colombiano 970, donde se expone la situación que viven los productores y acondicionadores de semillas en Colombia. Colombia vive el mismo proceso de hegemonización, que destruyó millones de kilos de semillas de arroz, pero también de papa, tomate, fréjol y otros cultivos.
Para reclamar su derecho a la soberanía alimentaria, la gente vino de varias comunidades de las provincias de Imbabura, Chimborazo, Cotopaxi, Loja y Manabí. La mayoría eran mujeres convocadas por el Consejo de Mujeres del Ecuarunari, acompañadas y apoyadas por organizaciones de de cooperación y solidaridad nacionales e internacionales.