Vida vs Minería
El sector indígena y campesino, junto con el sector urbano, se movilizaron este lunes 6 de febrero en Quito para denunciar la situación de violencia y de violación de sus derechos humanos ante la invasión de las empresas mega mineras en sus territorios.
Distintas organizaciones de la sociedad civil, dentro de las cuales la Minka Urbana, Acción Ecológica, Yasunidos, Colectivo Luna Creciente, Terra Mater, Amazon Watch, convocaron a una rueda de prensa y a una marcha para interpelar los gobiernos chino, canadiense y chileno de donde provienen las empresas mega mineras Tongling, CRCC, Lundin Gold, INV y Codelco presentes en Ecuador.

Fotografías: Zitouna Auryn
En su boletín de prensa, condenan entre otros “los desalojos de comunidades y otros actos violentos ocurridos en Morona Santiago” y demandan “levantar el estado de excepción de manera inmediata en la provincia de Morona Santiago” y “liberar al presidente de la Federación Interprovincial de Centro Shuar Agustín Wachapá injustamente detenido en cárcel de alta seguridad”.
Esas demandas se enmarcan en un contexto en el que varios dirigentes y comuneros han sido criminalizados y sentenciados por defender sus territorios ante la actividad minera, y en el que el impacto social y psicológico además de material de los desalojos violentos sobre los hombres, mujeres y la niñez son muy graves.
Además, como acto de resistencia, y con el propósito de dar por conocer la riqueza de la Naturaleza en cada territorio, se organizó una feria agroecológica en la que se vendieron productos diversos, sanos y locales, posibles de producir únicamente gracias por la relación armónica de los productores con la Naturaleza, desde su cultura e identidad propia. Estaban representados productores de las zonas de Intag, Noroccidente de Pichincha, Quimsacocha, Cordillera del Cóndor y otras zonas del país afectados por la mega minería.
La determinación de las personas afectadas por la minería y sus aliados para defender sus territorios, sus modos de vida, sus culturas ancestrales y sus identidades propias, permitieron realizar un recorrido pacifico, celebrando la unión del pueblo unido para una misma causa: la Vida.
Se entregó en cada una de las embajadas involucradas en la explotación minera una carta denunciando de la violación de los derechos humanos vigentes en la Constitución del Ecuador.