Hace un año que tembló la tierra en Ecuador
El día 17 de abril de 2016, a horas del suceso del terremoto, con las primeras luces, se tomaba conciencia de la magnitud de la catástrofe. El ritmo de Pedernales, pasó a ser un éxodo de vehículos que salían de la ciudad, personas en estado de shock en busca de ayuda. A todo esto se sumó una mezcla de alegría por los que habían sobrevivido y dolor por las noticias de las personas que encontraban muertas tras horas de rescate. En este mismo lugar donde la mujer recibir la terrible noticia, encontraron los cuerpos sin vida de sus familiares, hoy es un campo baldío, ya no hay escombros, pero las huellas de lo sucedido siguen presentes tras un año de la tragedia.
La constante de los primeros días era encontrar con vida a las personas atrapadas, para ello las primeras 72 horas fueron esenciales. Así como pasaban los días se perdían las esperanzas, pero no los esfuerzos. Equipos de socorro desde diferentes lugares del globo llegaron a colaborar en los operativos, día y noche se turnaban. La polémica era la intervención de maquinaria pesada en las operaciones de salvamento. Un equipo llegado desde Colombia, participo en varios de los rescates, en la fotografía con perros y micrófonos especiales, buscaban señales de vida de personas que estaban atrapadas, este operativo empezó muy temprano, alguien alertó de que había escuchado a una persona gritar entre los escombros. Pasó un año, hoy se recuperan utensilios de un edificio que finalmente será demolido.
El pasado domingo, se cumplieron 365 días de una de las peores catástrofes de los últimos años. Recordar la pérdida, la religión en la Semana Santa y la llegada del turismo se confabuló en un aniversario de sentimientos encontrados. Actualmente sus calles no están llenas de escombros, pero siguen latentes las huellas de lo sucedido, falta mucho camino por avanzar, promesas de políticos que quedan por cumplir. La gente en Pedernales mira hacia delante, se levanta y lucha por recuperar su vida, aunque la ciudad está llena de ausencias.
Durante el terremoto, la ciudad se quedó sin agua, luz y todo tipo de servicios, no había donde dormir, comprar o comer. Gracias a personas como anónimas, cada día había un plato de arroz y todo aquello que podía conseguir para alimentarnos. Debajo de una de las torres de los salvavidas montó su cocina, día, tarde y noche. Todo el mundo que trabajaba en Pedernales en las tareas de socorro, prensa, etc., comió de su olla, la gente le agradeció por los alimentos, por darnos ánimos y por mantenerse en la lucha. El domingo ella permanecía junto a otras heroínas anónimas que no recibieron una medalla en el acto de la ofrenda florar, tampoco flores. Entre las autoridades presentes estaba el futuro presidente de la asamblea nacional, José Serrano, quien al final del acto se acercó ella y le prometió ayuda. Ella tranquila, con un pequeño puesto donde vendía algunos útiles, solo pido ayuda pero para su hijo.