Fotografías: Dounia Sadaoui
“Sara mama” o Maíz Madre, es el nombre de un grupo de mujeres andinas en Cotacachi, Ecuador, que emprendió el reto de lanzar en el mercado ecuatoriano su bebida ancestral, la chicha de Jora.
La chicha de Jora es una bebida sagrada en la cosmovisión indígena, a base de maíz fermentado hasta el día de hoy producida de manera artesanal y consumida por las comunidades indígenas de la provincia de Imbabura. Es la primera vez en el país que se industrializa y comercializa como bebida gastronómica, en su forma embotellada, con destino al mercado nacional.
“Poder compartir esa bebida ancestral de la comunidad con el sector urbano es lo más importante, estamos manteniendo y expandiendo nuestra cultura” declaró Luz María, encargada de la comercialización de la chicha. Diego Terán, presidente de la Asamblea Unidad Cantonal de Cotacachi, aliada desde el inicio de la iniciativa, añadió “Es un proyecto excepcional, estamos rompiendo fronteras, se da a conocer a nivel de todo el país esa bebida originaria del cantón, no se queda aquí, ayudamos a fortalecer la parte cultural. Esperamos en un futuro exportar hacia otros países”.
Esa iniciativa nace de la preocupación del Comité Central de Mujeres de la UNORCAC, que reúne a indígenas y campesinas con el objetivo de mejorar las condiciones sociales y económicas de las mujeres y sus familias. En el cantón de Cotachi un 40% de la población se dedica a la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca. En este sitio el maíz presenta una gran variedad con 12 a 17 tipos, como contraparte sorprende que un 72.8% de la población está en el umbral de pobreza por Necesidades Básicas Insatisfecha -NBI. La mujer de los sectores rurales tiene que luchar con las dificultades de falta de acceso a la educación, un machismo estructural y sobrecarga de responsabilidades que limitan y discriminan su participación en la vida económica, social, política impidiendo el derecho a su autonomía financiera.
Esta empresa es de mujeres que no son académicas, que no tienen educación primaria, muchas son analfabetas, pero saben muy bien de producción. Por eso también decimos, chuta, lo logramos” declaró Doña Maggie, la presidenta del Comité central de Mujeres.
Para garantizar la sostenibilidad de tal emprendimiento, el cual se enmarca en la lógica de la economía social y solidaria, 70 mujeres indígenas kishwas campesinas, 30 mujeres del Comité Central y 40 productoras de maíz, se formaron para adquirir capacidades micro-empresariales y socio-organizativas, formando una micro empresa comunitaria. “Sara Mama” obtuvo los registros sanitarios necesarios para el funcionamiento de la planta, y ellas tuvieron que trabajar cotidianamente para obtener la legitimidad y reconocimiento por parte de sus familias y comunidades.
“Ha sido un proceso difícil pero no imposible. Nos hizo pelear, llorar, desmotivar” comentó Doña Maggie. Sobre el aprendizaje de manejo de la maquinaria, añadió “Nos sentíamos en un ambiente desconocido, hasta para conectar el enchufe, ¿y ahora con tantas maquinas ahí que vamos a hacer? decíamos. ¡Era desmoralización, y eso conociendo el proceso artesanal!”
“Nos quedábamos hasta la noche en la planta procesadora, hasta las 10, 11, teniendo familia y otros trabajos” testificó Carmen Morán, encargada de producción.
Para lograr sostener económicamente esa iniciativa, el Comité Central de Mujeres de la UNORCAC, de mano con la Asamblea Unidad Cantonal, afianzaron alianzas con instituciones nacionales e internacionales como Municipio de Cotacachi, Prefectura de Imbabura, y la ONGD española Entrepueblos. A nivel técnico, para el manejo de la maquinaria, la fermentación de la bebida, y el estudio de mercado, contaron con el apoyo de profesionales especializados.
A seis años de haber empezado ese camino atrevido y utópico, el 22 de septiembre, en el marco de la Fiesta de la Jora, se realizó el lanzamiento oficial en la comunidad de Turuco, a unos 10 minutos de Cotacachi, donde se ubica la planta procesadora, celebrado con rituales de sanación y bailes ancestrales.
Yo me siento tan orgullosa y satisfecha, estuve desde el inicio. Al inicio las mismas compañeras nos desanimaban, dos decían que eso era un elefante blanco, que para que. Le doy gracias a dios por estar viva y ver que sigue adelante la procesadora y que beneficia a todos” señaló Doña Clarita, involucrada desde los principios en el proceso y actualmente presidente de la planta procesadora.
Las mujeres están hoy en día a cargo de la producción de maíz, del proceso de industrialización y de la promoción del producto. Son dueñas de la planta, y aprendieron a manejar las máquinas.
Carmen Morán explica las etapas del proceso de producción de la chicha “empezamos con el proceso de selección del maíz, después la lavada, luego la germinación, la secada, la molida de la harina, y luego pasamos a la marmita hasta 200L según pedido, para cocinar la chicha durante 4 horas, después la cernida, la fermentación, embotellamos, esterilizamos en la autoclave y etiquetamos. Y ya, el producto está terminado y listo para la venta. El proceso completo toma 15 días en total”.
Además de la bebida de jora, la cual se presenta en botellas de 1L y de 250 ML, también se produce y vende harina de jora, la base de la chicha.
Claudia Willemin, voluntaria del Comité Central, declaró “aquí se valora la materia prima que se produce en el campo, para darle un valor agregado, y crear empleos locales, y obviamente en un marco organizativo y de la ESS, que da espacio a pequeñas productoras, donde no se requiere grado educativas. Además, son ellas quienes solucionaron los problemas de producción que los técnicos no sabían hacer.”
Las mujeres están logrando posicionar el producto en el mercado ecuatoriano y con ello, demostrar su capacidad de liderazgo, emprendimiento, innovación, y de generar ingresos viables para la economía familiar.
Cuando se les pregunta cuál es el reto hoy en día, Doña Maggie dice que es promocionar, vender y convencer al cliente que compre, e incorporar mejor el valor agregado ancestral. Carmen Morán consideró que “toca cambiar la imagen. Mucha gente a la chicha le tiene miedo, que esta masticada por las viejitas que no tienen dientes, tiene mala fama, Además, mucha gente no cree que es natural, piensan que pusimos un químico para que se estabilice, tenemos que cambiar eso, porque si es natural y respetuosa de la naturaleza.” Subrayó que la Agencia de regulación Sanitaria (ARSA) les visitó y les felicitó, “Nos dijo que teníamos todo listo para pasar a un nivel de industria más grande”.