Forzadas a migrar
Fotografías: Juan Diego Montenegro
La actual situación social y política en Venezuela, ha lleva a miles de personas a buscar mejores condiciones de vida en otros países. Es una migración forzada por motivos económicos o políticos. Alrededor de unas 450.000 personas procedentes de Venezuela ingresaron en Ecuador. Muchos en ruta de transito hacia otros países, solo unas 72.000 personas permanecieron en el país.
El gobierno declaro situación de emergencia en sus puestos fronterizos con Colombia y Perú, donde en los últimos días se cifra la llegada en unas 4.200 personas al día. Ha puesto en marcha el “estado de emergencia al sector de Movilidad Humana”, según cancillería con “un plan de contingencia y las acciones y mecanismos necesarios para la atención humanitaria”
Pero estas mismas noticias de “atención humanitaria”, llegaban con el aviso de un desalojo de las personas venezolanas que actualmente se encuentran en Carcelén, para ser reubicadas en albergues improvisados. El temor es sobre los periodos que pueden permanecer en estos albergues. Que no sean dispersados en diferentes centros. Actualmente en este campamento hay unas 150 personas y han puesto en marcha un pequeño tejido social para la organización del campamento. Rotundamente rechazan las acusaciones de venta de drogras, que responde más a una estrategia de criminalización.
En estos días veremos como se articulan estas medidas de contingencia, esperando que no se obtén por los modelos europeos en políticas migratorias, con acuerdos aparecidos a los establecidos con EU-Libia o EU-Turquía. Buscando en los países fronterizos medidas de contención que vulneras los derechos de movilidad y exponen sus vidas en la búsqueda de vías no seguras. Políticas migratorias más restrictivas puede llevar a un aumento en las mafias que comercializan con el transito de personas.
Otro de los peligros es hacer un uso con fines políticos de la llegada de migrantes forzados desde Venezuela. La actual situación de crisis social y económica en Ecuador puede reavivar un discurso xenófobo, alimentado principalmente por la falta de trabajo. Su situación no solo las expone a situaciones de violencia, sino también de precariedad laboral o trata de personas.