Ni dios, ni patria, ni amo
Fotografías: Juan Diego Montenegro
El artículo 150 del Código Integral Penal de Ecuador podía haberse modificado la noche del martes 17 de septiembre a favor de la vida de las niñas y las mujeres. La sociedad civil, organizaciones, colectivas, políticxs y sectores sociales muy diversos que han escuchado, comprendido y adscrito a la lucha social feminista demandaban despenalizar el aborto por violación para todas las niñas y todas las mujeres del país, que hoy enfrentan cárcel o servicios sociales (en caso de menores de edad) de 6 meses a 2 años si abortan tras haber sido violadas.
La votación fue de 65 votos a favor de despenalizar la decisión de abortar por violación, pero se necesitaban 70 para aprobar la reforma. 59 asambleístas votaron en contra, hubo 6 abstenciones y ausencias. Es decir, hubo 65 legisladoras mujeres y legisladores en la sala que defendieron mantener criminalizada a toda mujer que quiera abortar tras ser violada.
Estas fotografías muestran la indignación social ante tal decisión, inaudita, así como la organización feminista en Quito, que se extiende a Guayaquil, Loja, Cuenca, Portoviejo, Lago Agrio, y que se mantendrá movilizada para seguir el camino firme hacia la despenalización del aborto.
En Ecuador, las niñas son violadas en sus familias, por sus padres, padrastros, hermanos, tíos, primos, abuelos, y sus vidas entran en riesgo de una destrucción aún mayor cuando empiezan a menstruar: parece que pensamos que este hecho enseguida las hace aptas para ser madres, “señoras”, capaces de sobrevivir el trauma severo de una violación. Al respecto, Ecuador tiene la misma legislación de 1938, lo cual hace vergonzoso el trabajo legislativo de los últimos 70 años y la perpetuación de la cultura de la violación en que han participado la sociedad y todos los poderes del Estado.