Trabajo de reparto: Trabajo esencial en medio de la precarización y la pandemia.
En marzo del presente año la Organización Mundial de la Salud anunciaba que estábamos asistiendo a la Pandemia del Covid-19. Esto, llevó a que gran parte de los gobiernos en el mundo decreten en cuarentena a su población, medida tomada para evitar una mayor propagación del virus y para sobrellevar la crisis sanitaria. En Ecuador, el gobierno de Lenín Moreno, decretó estado de emergencia y toque de queda, determinando que solamente se permitirá en las calles, la presencia de la clase trabajadora necesaria para sostener la cuarentena. Si bien el Covid-19 se propaga sin distinguir clases sociales, los efectos inmediatos son diferenciadores y discriminadores, develando así la desigualdad estructural preexistente. La pandemia sumada a la división sexual, racial e internacional del trabajo ha colocado a lxs trabajadorxs de cadenas de alimentos y medicina; repartidorxs de delivery; personal de salud y educación, (que es altamente feminizado); mujeres (que mayoritariamente se encargan del trabajo de cuidados y afectivo); y a lxs campesinxs, a sostener la cuarentena, en primera línea.

Fotografías: Josep Vecino
Ecuador es el segundo país en Latinoamérica con mayor cifra de contagiadxs, a pesar de ser el tercer país más pequeño de la región. Indudablemente las estructuras de injusticia social que el Estado a través de los gobiernos y las élites han sostenido históricamente en Ecuador, devela el lado más cruel e inhumano en el enfrentamiento de la crisis sanitaria que atraviesa Guayaquil, ciudad costera y uno de los puertos principales del país. En medio de esta crisis, el Gobierno Nacional informa a la población que para adquirir productos debe hacer uso de las plataformas de delivery que operan en el país (Glovo, Uber, Rappi, Delivereo, Picker). Es importante recordar que en Ecuador no todxs acceden a tecnología e internet, zonas rurales y sectores populares carecen de conectividad y las plataformas tampoco operan en todo el territorio nacional. De esta manera, podemos inferir que el mensaje del Gobierno Nacional fue realmente dirigido a las clases medias y altas del país, con el privilegio de #QuedarseEnCasa y de acceder a los medios necesarios para usar las apps de delivery.
Para las clases populares y trabajadoras, quedarse en casa no es una opción, muchas personas necesitan salir para llevar el sustento diario a su familia. Ese es el caso de lxs repartidorxs de plataformas que salen todos los días a buscar el sustento para ellxs y sus familias. ¿En qué condiciones realizan su trabajo?
Las plataformas digitales de delivery funcionan porque juntan la oferta y la demanda del mercado. Es decir, permiten una relación laboral triangular entre: 1) las empresas que ofertan productos; 2) lxs clientes que requieren el producto, y 3) lxs repartidorxs que serán el medio para distribuir el producto. A pesar de esto, las plataformas sostienen que el trabajo de reparto es un emprendimiento: quien realiza las entregas es “independiente”, “no tiene jefe”, “maneja su propio tiempo”, “tiene sus propios medios de trabajo”, y en sí “es autónomo”, desligándose así de cualquier vínculo de relación laboral. No obstante, esta actividad se desempeña bajo una exacerbada inestabilidad laboral, un control estricto por parte de las plataformas sobre los horarios, rutas y precios de repartición que deben cumplir lxs trabajadorxs.
Además, lxs trabajadorxs están sometidxs a un poder disciplinario y de control que por medio de puntuaciones califica su desempeño. Si lxs repartidorxs no cumplen con los dictámenes de las empresas de apps, se procede a la desactivación de la cuenta (Hidalgo y Valencia 2019)1. En síntesis, las plataformas digitales de delivery maximizan sus ganancias mediante la precarización, explotación y flexibilización laboral. Por eso cuando el Gobierno anunció que usemos las apps de delivery en este encierro obligatorio, no mencionó nada sobre garantizar seguridad y accesos a derechos laborales que permitan el desarrollo de una vida digna para lxs trabajadorxs y sus familias.
A esto se suma que el trabajo de delivery en Ecuador es realizado mayoritariamente por población migrante. Son lxs migrantes quienes mueven y sostienen la economía de un país que desde hace años no ha hecho más que poner el foco de violencia y odio xenófobo sobre ellxs. No olvidemos que el Gobierno de Lenín Moreno, como herencia de las políticas anti migratorias implementadas por su antecesor Correa, emitió desde el año 2019 señalamientos contra la población migrante en el país, que destaparon la xenofobia y la aporofobia existentes en la sociedad ecuatoriana. Mientras en las clases medias y altas se recurría al discurso del “migrante pobre” que viene a llenar de inseguridad las calles; en las clases populares se establecía el imaginario del migrante que llega a robar trabajo. Un Estado que no se ha hecho cargo de dar garantías mínimas a la población migrante, en cuarentena, los coloca en el lugar precarizado de mover y sostener la economía del país.
¿Qué hacen las empresas que se benefician del trabajo de lxs repartidorxs para garantizar su seguridad y derechos laborales? El gerente general de Glovo Ecuador, mediante una entrevista realizada por Telerama afirmó que lxs glovers han sido dotadxs de material de seguridad e higiene por parte de la empresa, esta afirmación fue rápidamente desmentida por la comunidad Glovers de Quito. A esto se suma que están obligadxs por la empresa a realizar entregas grupales. Es decir, se hacen dos o más entregas, que son cobradas individual y completamente a lxs usuarixs; mientras que se les paga por la realización de un solo pedido más un supuesto bono de 0,30 ctvs a lxs repartidorxs. Estas condiciones fueron denunciadas durante un Paro Nacional, convocado el 17 de abril del 2020.
Glovo es una empresa transnacional que se beneficia del cobro a sus “colaboradores”, como denomina a lxs trabajadorxs, es así que obtiene 10 dólares cada 15 días por el uso de la app, el 35% del precio de productos de restaurantes y market socios, y el pago que realizan lxs usuarixs que solicitan los productos. Además, cuenta con un Glovo market de víveres, farmacia y licorería que vende directamente a lxs usuarixs. Es decir, Glovo aumenta su rentabilidad por todos lados y no contento con eso, reduce las tarifas de ganancia de lxs trabajadorxs, obligándoles a trabajar más, por menos.
Tras el Paro Nacional del 17 de abril en Ecuador, los medios de comunicación nacionales e internacionales mostraron que, en esta crisis, lxs trabajadorxs de reparto se enfrentan a condiciones mucho más precarias de trabajo. Por su parte, la Agrupación de Trabajadorxs de Reparto (ATR) y Glovers Unidos Argentina hicieron un llamado a organizar un paro nacional el 22 de abril. Pero gracias a las redes sociales, lograron acordar que el paro sea internacional y que se sumen lxs repartidorxs de distintas partes del mundo. Así, trabajadorxs de Argentina, México, Ecuador, Guatemala, Costa Rica, Perú y España paralizaron sus actividades. Como sostiene la convocatoria al Paro Internacional “los Riders en España fueron a la huelga y se movilizaron contra la reducción del 50% del pago de los pedidos que impuso Glovo.
En Perú los repartidores se enfrentan al cierre de las aplicaciones de reparto por una decisión arbitraria por parte del Estado, dejando a centenares de trabajadores sin sustento en el marco de un estancamiento económico mundial. En Costa Rica quitaron multiplicadores, bonos por lluvia y aplicaron pedidos dobles: “ellos cobran 2, a nosotros nos pagan por 1”. En este marco, se ha denunciado que lxs trabajadorxs perciben pagos precarios, que no han recibo equipo de seguridad e higiene necesario, exponiéndose a contraer el virus si no cuentan con ingresos que permitan adquirirlos por ellxs mismxs. Se lxs expone a la inseguridad vial y delincuencial, y a los abusos policiales, que muchas veces niegan su permanencia en la calle, porque desconocen que están realizando un trabajo.
A nivel internacional, las principales exigencias de lxs trabajadorxs son el aumento del 100% en el monto por pedido realizado y la entrega de elementos de seguridad e higiene por parte de las empresas. Y ¿cómo se vivió el Paro Internacional en Ecuador? En la mañana del 22 de abril en las afueras de la tienda Glovo, ubicada al norte de la ciudad de Quito, se concentró un grupo de repartidorxs, llevaban mochilas de Glovo y Rappi; y es que la mayor parte de trabajadorxs de delivery tienen cuentas para trabajar en dos o más plataformas, de esta manera aseguran ingresos para sostener su vida. Mientras tanto, unxs glovers con marcadores, hojas de papel bond y papelotes escribían consignas y exigencias para visibilizar las razones del paro, y las pegaban en las afueras de la tienda.
Otrxs colocaban sus maletas en la puerta principal de la tienda para evitar el despacho de pedidos. Había quienes hablaban con sus compañerxs, para explicarles la necesidad de parar; así algunxs reconocen la necesidad de parar para conseguir derechos, pero no pueden parar porque viven al día. Si un día no trabajan no pueden llevar el sustento a sus familias. A la larga, la solidaridad y la vivencia compartida permiten que entre lxs trabajadorxs se deje de repartir mientras se apoya a que quienes verdaderamente no puedan parar, continúen con el trabajo.
En esa mañana, lxs portavoces del Paro fueron entrevistadxs por los medios, dejando claro que la lucha por los derechos no tiene bandera, que se encuentran juntxs para pelear por condiciones dignas de trabajo y que no se puede sostener más la esclavitud a la que las empresas de app de delivery someten a sus trabajadorxs. Así mismo anunciaron que la lucha será a largo plazo, y que lo inmediato es garantizar el 100% del pago de los repartos que realizan y la entrega de equipos de bioseguridad necesarios en tiempos de pandemia. Su horizonte a largo plazo es que se reconozca la autonomía real de lxs trabajadorxs con las apps o que se lxs registre como trabajadorxs en relación de dependencia con todos los beneficios de ley. Ese es un debate que aseguraron debe llevarse en conjunto, tomando decisiones por el bien de todxs lxs trabajadorxs de reparto.
En el transcurso de la jornada, se juntaron más repartidorxs a la protesta; llegaron en grupo, en medio de pitos y gritos de “luchamos juntos por nuestros derechos”. Algunxs Glovers se encargaron de preparar la ruta de la caravana que recorrió de norte a sur la ciudad para visibilizar la presencia de lxs repartidorxs y mostrar a la ciudad que su trabajo es esencial para sostener la cuarentena, pero que también es fundamental que cuenten con ingresos justos y seguridad.
Al poco rato, la Policía Nacional apareció y haciendo uso del usual poder patriarcal y clasista, notificó a lxs repartidorxs en voz autoritaria, que tienen prohibido, por el estado de emergencia en el que se encuentra el país, aglomerarse y estacionar sus medios de trabajo en el lugar. Advierten que si no se mueven serán multadxs e incluso podrían apresarlxs por desacato a sus órdenes. La mayor parte de repartidorxs tomó su medio de transporte y en caravana se movió. Sin embargo, la policía no satisfecha con desalojar a lxs trabajadorxs, lxs siguió y en un cruce de dos vías principales de la ciudad (Gaspar de Villarroel y Shirys), lanzó de improviso y en contravía, un patrullero y dos motos contra la caravana de repartidorxs motorizadxs. Lxs motorizadxs lograron esquivar con maromas este acto violento, y continuaron su camino hacia el sur de la ciudad.
A pesar de la violencia del Estado, la solidaridad de una parte de la población no se hace esperar. Ese es el caso del Parlamento Plurinacional y Popular de Mujeres y Organizaciones Feministas del Ecuador; que apoya el Paro de lxs repartidorxs, denuncia y exige condiciones dignas de trabajo. Pero, además exhorta a la población que usa las apps a conocer la realidad de lxs trabajadorxs, invitándola a exigir pagos justos y vida digna para lxs mismxs. Lxs trabajadorxs mediante redes sociales, se mostraron satisfechos y agradecidxs por el apoyo recibido, por la amplitud de cobertura del Paro y sus demandas y se mantienen en espera de la respuesta que la empresa Glovo dará a sus trabajadorxs el día viernes 24 de abril.
Es importante que, frente a la crisis económica, sanitaria y de vulneración de derechos que vive el país, la lucha por mejores días para todxs continúe. Es fundamental que tomemos consciencia y nos hagamos cargo de lo que producimos, de lo que consumimos y de las condiciones en las que nos relacionamos con lxs demás, porque no podemos permitir que la desigualdad y la injusticia social siga sosteniendo nuestras vidas. Si las empresas y los gobiernos ganan con el trabajo de la primera línea que sostiene la cuarentena, entonces es necesario que se garanticen condiciones de trabajo digno para todxs. Si el Estado ecuatoriano no se hace cargo de la vida de todxs, es indispensable que acudamos a formas populares, solidarias y comunitarias de sostenernos entre nosotrxs. Cuidar a quien nos cuida es prioridad.
Belén Valencia Castro
Feminista y ciclista. Es investigadora del lnstituto de Estudios Ecuatorianos (lEE). Forma parte de la Red de Mujeres en Bici Latinoamérica y del Parlamento Plurinacional y Popular de Mujeres y Organizaciones Feministas del Ecuador.
1 Hidalgo, Kruskaya y Valencia, Belén (2019): “Entre la precarización y el alivio cotidiano. Las plataformas Uber Eats y Glovo en Quito”, en Friedrich Ebert Stiftung Ecuador FES – ILDIS, Disponible en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/quito/15671.pdf