Lo preventivo como eslabón básico de cualquier política pública, fundamental si se trata de cuestiones ligadas a la salud
Video: David Gustafsson (La Tecla-R | Germinal Media)
Muchos nos preguntamos desde hace semanas, y sobre todo desde los acontecimientos de Guayaquil durante la primera quincena de abril, en dónde se encuentra Ecuador en términos de la pandemia del Covid-19. La falta evidente de testeos masivos a lo largo y ancho del país nos impide tener informaciones reales sobre la fase en la que nos encontramos, cuál es la velocidad del contagio y cómo afecta a diferentes poblaciones en función de dimensiones sociales básicas como la edad, el género, la etnicidad o la clase social. En ese contexto, el anuncio realizado por el gobierno la semana pasada de propiciar la desescalada del confinamiento y pasar a una segunda fase de distanciación social, ha generado malestar y mucha inquietud, pues supondría tratar de emular los pasos dados por diversos países, particularmente europeos, que se encuentran en situaciones totalmente distintas a la de Ecuador.
La emergencia sanitaria ha mostrado además, sin veladuras, la fragilidad de un estado fuertemente golpeado por la crisis económica que se desató en 2016, pero sobre todo debilitado en su función principal de servicio público, debido al ahogamiento y la desinversión operados por el gobierno actual (también históricamente por gobiernos regionales y locales en distintas partes del país) en sectores cruciales como el sanitario.

Josep Vecino – Un grupo de trabajadorxs del municipio descansan, tras realizar las tareas de acondicionamiento de los pabellones del Centro de Convecciones del Bicentenario.
La sensación de descontrol e improvisación, ha hecho emerger al mismo tiempo ciertas voces locales discordantes que desde las prefecturas y alcaldías han apostado por el desarrollo de medidas de corte más preventivo que paliativo. La idea, pareciera, busca evitar el colapso hospitalario –conscientes de su precariedad y de la falta de insumos para proteger a los propios sanitarios– pero fundamentalmente pareciera querer transmitir cierta sensación de tranquilidad y de preparación previa ante un posible crecimiento en el número de personas afectadas por el virus, y también de fallecidos.
El Centro Hospitalario de atención Temporal “Quito Solidario”, instalado en las infraestructuras del antiguo aeropuerto de Quito, conocido hoy como el parque Bicentenario, es un ejemplo de estas decisiones locales. Con una capacidad para unas cuatrocientas personas se ha ido emplazando curiosamente sin demasiada atención mediática. Al recorrerlo intuimos que la falta de publicidad tiene un sentido de resguardo, pues la morbosidad con la que se vive desde lo mediático la pandemia puede tener un efecto contraproducente; podría generar más alarma social en un escenario en donde nos resulta imposible distinguir lo verdadero de lo falso, y en donde predomina la opinión poco fundada y especulativa.

Juan Diego Montenegro – Actualmente se han preparado 3 zonas con una capacidad aproximada de 400 camas.
Desde nuestras reflexiones, esta duda nos asalta desde el primer momento que iniciamos la visita. Más allá de la descripción visual del lugar nos preguntamos ¿Cómo explicar a la ciudadanía su función preventiva en un país que tiende a reaccionar frente a determinados fenómenos a posteriori? ¿Cómo explicar su función preventiva cuando aún sobrevuela en el imaginario social las imágenes de Guayaquil? Es recorriendo las instalaciones y reflexionando sobre el trauma vivido en colectivo que la idea de lo preventivo cobra importancia y puede dimensionarse frente a la incertidumbre que generan las cifras y los bandazos en las decisiones gubernamentales. En las conversaciones mantenidas con los técnicos y sanitarios que se afanan por acondicionar el lugar, una idea se repite con fuerza: “si es que llegara el momento, estaremos preparados”. El lugar está acondicionado sin grandes alardes, pero con todo lo necesario, solo esperan no tener que darle el uso masivo que se refleja en su concepción.

Josep Vecino – Limpieza, pintura de suelos e instalación de material sanitario. Se prevé que el centro de atención temporal funcional para el próximo 8 de mayo.

Juan Diego Montenegro – Personal medico realiza pruebas rápidas al personal que trabaja como medida preventiva.
Al salir del recinto nos llena de una sensación extraña. Nos hacemos muchas preguntas sobre cómo encarar lo visto, sobre cómo informar preservando la intimidad del espacio y la idea de prevención sobre la que descansa su concepción. Más allá de las posibles fallas que puedan derivarse de la puesta en marcha del espacio en semanas venideras y que tienen que ver con las capacidades de mantenimiento a largo plazo, cantidad de insumos o de personal sanitario; incluso de la politización de la que pueda ser objeto el lugar posteriormente, hemos querido poner el acento en la idea reiterada por los trabajadores que nos acompañaron en el recorrido por el espacio: lo preventivo como eslabón básico de cualquier política pública, fundamental si se trata de cuestiones ligadas a la salud. Entendemos, en este sentido, que en el contexto actual de la semaforización de los confinamientos y de la vuelta al trabajo, que se impone como prioridad desde el gobierno nacional, las decisiones que se hayan tomado con anterioridad van a ser fundamentales para encarar situaciones a corto y mediano plazo con algo de más certidumbre y, sobre todo, con mayor dignidad.